En este artículo vamos a explicar el sexto de los 10 mandamientos de la pareja según Bert Hellinger. Aunque hemos abreviado el título por una cuestión de espacio, este mandamiento completo dice lo siguiente:

“Haré lo mejor para no desviarte de tu propio camino, vocación y destino. Este es el gran amor: claro, verdadero y profundo. Amor que mira al otro tal cual es.

Un amigo mío decía: Al principio de la relación: qué bonito lunar. Después de un tiempo: qué horrible verruga. ¿Qué quería decir con esto? Cuando conocemos a alguien, muchas veces nos enamoramos de cualidades que después no soportamos. Por ejemplo: nos puede encandilar alguien que tiene un alto cargo, y luego no soportamos su estrés de vida o que esté viajando todas las semanas. O nos puede encandilar alguien porque practica mucho deporte, y luego resulta que nos molesta que todos los domingos se vaya con la bicicleta. O nos puede encandilar alguien porque nos aporta tranquilidad, y luego no soportamos su “pachorra”.

“Al principio de la relación: qué bonito lunar. Después de un tiempo: qué horrible verruga. “

Si no vemos al otro como un ser independiente sino como un apéndice nuestro que tiene que cubrir nuestras necesidades o carencias, entonces ya no le estamos aceptando tal y como es; estaremos pretendiendo cambiarle y eso, a la larga (o a veces a la corta), no funciona. Si el otro es un clon mío, no hay enriquecimiento. ¡Menudo aburrimiento! De hecho, ya de manera inconsciente, tenemos tendencia a buscar aquello que nos falta, por lo que inicialmente nos llena muchísimo pero cuando se pasa el primer enamoramiento y vemos que el otro es diferente, si no estamos preparados para el proceso, podemos tratar de apartarle de su propio camino, no aceptando a la pareja tal y como es.

Si el otro es un clon mío, no hay enriquecimiento.

A veces pretendemos que nuestra pareja cambie de profesión porque con otra ganaría más dinero, pero resulta que, aunque no gana mucho, se dedica realmente a lo que le gusta. O queremos que haga algo que nosotros pensamos que es mejor para esa pareja, pero nuestro concepto de “mejor” tal vez no sea el mismo que el suyo. A veces el otro es muy desordenado y no lo puedo soportar, pero ese caos es el mismo que le lleva a improvisar y darte sorpresas agradables de vez en cuando. Por lo tanto, deja de proyectar tus ideales y permite que el otro sea como es, en toda su esencia, siempre y cuando no afecte a la integridad de la familia.

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