Las constelaciones familiares son todavía para muchos algo esotérico. Si bien hemos recibido una educación mayoritariamente cognitiva y nos cuesta entender lo fenomenológico, eso no quiere decir que sea algo esotérico. ¿O acaso tú sabes cómo funciona internet? ¿Es internet algo esotérico? Le das a un botón del teléfono y te descarga la información, pero muy pocas personas saben cómo se logra ese proceso.

“Las constelaciones familiares son tan esotéricas como un Iphone.”

Angélica Olvera

Las constelaciones familiares son una filosofía de vida desarrolladas por Bert Hellinger, aunque atendiendo al principio del orden, me gusta hacer mención a personas que también tuvieron gran incidencia en este trabajo, como Virginia Satir, Gunthard Weber o Rupert Sheldrake, entre otros muchísimos que han tenido influencia en este campo.

Esta filosofía, se rige por lo que Bert Hellinger llamó “Los órdenes del amor”, aunque muchas personas prefieren llamarle “Los principios básicos de la vida” que rigen cualquier sistema de relación. Estos 3 órdenes (o principios) son los siguientes:

Pertenencia: todos tenemos derecho a pertenecer a un sistema, y lo hacemos por orden de llegada, es decir, los padres formaron un sistema (la pareja) antes de que llegaran los hijos; y los hijos, primero perteneció al sistema el hermano mayor, y luego fueron incorporándose los hermanos más pequeños.
No importa si alguien en tu sistema actuó “mal” según tus principios. Incluso los asesinos de miembros del grupo, siguen perteneciendo al sistema. Todos tienen derecho a pertenecer, sin juicio, porque todos actuamos según nuestro nivel de consciencia o por fidelidad ciega y cuando excluimos a alguien, se produce un desorden y las relaciones no funcionan bien, además de la posibilidad de repetirse el patrón en generaciones posteriores.

Jerarquía: Cada uno en su lugar, y respetando el orden de llegada. Lo que estuvo antes que nosotros, es más grande, y como tal debe ser reconocido y honrado. En el caso de las organizaciones es algo más complejo porque debemos tener en cuenta el orden de llegada (antigüedad de un trabajador en la empresa), pero también la jerarquía (el rango que da el cargo que se ocupa). Por lo tanto, en el mundo profesional, debemos andar con ojo, respetando siempre a los más antiguos, pero ocupando el lugar que otorga el cargo, por mayor responsabilidad.
Así, en el caso de las empresas, se distingue más entre el orden y la jerarquía. Sin embargo, en la familia es más fácil porque se ordena por orden de llegada de los miembros, aunque no a todos los componentes del sistema les rige el mismo orden: entre la pareja, debe haber un respeto por la familia de origen del otro que, aunque estuviera antes, toma prioridad la nueva familia formada por la pareja; respecto a los hijos, debe haber un respeto por los padres; entre los hermanos, primero los padres y luego los hermanos mayores; y así, cada uno en su lugar, todos integrando el sistema.

Equilibrio: Debe haber un equilibrio entre lo que tomo y lo que doy. Si no tomo, no puedo dar; si doy y no tomo, me agoto. En cualquier tipo de relación, debe haber un intercambio en el que ambos tomen y den en la misma medida, ya que siempre uno tiene lo que le falta al otro y viceversa.
En el caso de la empresa, un empleado presta un servicio, a cambio de un salario. Si este trabajador aporta mucho en su trabajo y no se le remunera adecuadamente, la relación se verá dañada. Si por el contrario, no presta el servicio pero es pagado generosamente, la relación también se verá dañada porque no hay un equilibrio entre el dar y el tomar.
Lo mismo ocurre con las parejas: debe haber equilibrio entre lo que se da y lo que se toma porque si uno da desproporcionadamente y el otro toma en la misma medida, ya no es una relación entre iguales sino que se convierte en una relación paternofilial y generando desórdenes al colocar al que da en una posición de superioridad y al que toma, en una posición de niño.

Al trabajar en uno mismo poniendo en práctica estos órdenes, aprendemos a no juzgar, a decir sí a todo tal y como es, y todo ello no desde una posición conformista ni de sumisión, sino de aceptación, al ayudarnos a ver las situaciones desde otro ángulo, y aliviando el sufrimiento caminando hacia la reconciliación, sobretodo con nosotros mismos.

Después de leer esto, ¿Todavía crees que las constelaciones son algo esotérico?

Suscríbete a la newletter y recibe gratis la guía de Derecho Sistémico para iniciarte en esta nueva manera de mirar al conflicto