En este artículo vamos a explicar el tercero de los 10 mandamientos de la pareja según Bert Hellinger. Aunque hemos abreviado el título por una cuestión de espacio, el primer mandamiento completo dice lo siguiente:

“Nuestra relación será siempre lo primero sobre los hijos, las familias y el trabajo”.

Hoy en día nos resulta en ocasiones difícil priorizar a la pareja. Hemos pasado en pocos años de dedicarnos a trabajar para poder sostener a una familia más allá de planteamientos filosóficos porque “era lo que tocaba” y, en muy poco tiempo, la estructura social ha cambiado muchísimo.

Por un lado, la incorporación de la mujer a la formación y al trabajo, ha ralentizado el establecimiento de las familias. Por otro lado, el fin último de la mayoría de las personas en nuestra sociedad occidental, va mucho más allá de tener una pareja y descendencia, pues hemos descubierto otros placeres como viajar, leer, practicar deporte, o cualquier otra afición más allá del trabajo y la familia.

Cada miembro de la pareja, tiene su familia de origen, su trabajo y sus aficiones así como sus propios objetivos (estudiar algo concreto, hacer deporte para mantenerse en forma, disfrutar de los amigos, etc.). No obstante, en el momento en que una pareja entra en nuestra vida, la escala de prioridades en principio cambia.

Esto no quiere decir que tengamos que dejar de hacer las cosas que nos gusten. Básicamente, el día tiene 24  horas, y debemos administrarlas. Si queremos llevar la misma vida que cuando no teníamos pareja, entonces, ¿qué sentido tiene la pareja? Para eso, podemos estar solteros. Sin embargo, si queremos formar una pareja y posiblemente tener hijos, ésta debe ser la prioridad sobre las familias de origen, los hijos y el trabajo.

Sobre la familia de origen, porque si bien hay que honrarla porque es de donde venimos, ahora nos encontramos ante un nuevo sistema familiar que estamos creando nosotros, y éste debe tener prioridad jerárquica sobre el de origen (ver concepto de jerarquía aquí).

Sobre los hijos, por lo mismo que lo anterior: la pareja se creó antes que los hijos, y estos últimos están aquí gracias a ella. Por lo tanto, respetando el orden, la pareja siempre tendrá prioridad sobre los hijos. Esto no quiere decir que no debamos prestarle las atenciones necesarias, especialmente en los primeros años de vida en los que son totalmente dependientes, pero a medida que esa dependencia disminuye por la evolución natural de la vida, es importante priorizar la unión que ha dado lugar a esta nueva familia.

Finalmente y por lo que respecta al trabajo, puede resultarnos complicado hoy en día. Trabajamos muchas horas al día, muchas veces tenemos una profesión que nos exige estar en formación continua por lo que además de las horas laborales dedicamos muchas más horas a seguir formándonos, y terminamos los días realmente agotados, sin energía para nuestra pareja. Es importante trabajar, pues suele ser el medio por el que obtenemos lo necesario para nuestra supervivencia, pero no debemos descuidarnos y dejarnos absorber demasiado: si tenemos pareja, debemos cuidarla.

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